El PNV coge el dinero y se echa al monte
17.10.2009
SE HA DICHO con frecuencia que en el PNV coexisten dos almas bien distintas: la posibilista y pragmática, que recurre a los pactos para avanzar en la construcción nacional, y la radical, que empuja hacia la ruptura de la legalidad y apuesta por una alianza táctica con la izquierda abertzale.
Ambas tendencias quedaron ayer escenificadas en dos decisiones de signo contrapuesto. De un lado, el PNV alcanzó un acuerdo con el PSOE para apoyar los Presupuestos a cambio de contrapartidas. De otro, al imponerse las tesis de Joseba Egibar sobre Iñigo Urkullu, la dirección del partido anunció que estará hoy representada al máximo nivel en la manifestación convocada en San Sebastián para protestar por el encarcelamiento de Otegi, Díez Usabiaga y otros tres líderes de la izquierda abertzale, ordenado por el juez Garzón.
Resulta muy difícil de conciliar una cosa y otra, puesto que el respaldo a los Presupuestos de 2010 supone a la vez un importante refrendo a la política de un Gobierno que afortunadamente está impulsando una activa política antiterrorista que persigue que actuaciones como las de Otegi y Usabiaga para reconstruir la cúpula de Batasuna no queden impunes.
Josu Erkoreka, portavoz del PNV en el Congreso, intentó salvar ayer esta contradicción, subrayando que el PNV pacta con el Gobierno porque lo que le interesa de verdad es defender los intereses del País Vasco. Entre esos intereses figura el llamado blindaje del Concierto vasco, por el que se cambiarán varias leyes orgánicas para que las normas fiscales de las Juntas Generales de cada «territorio» tengan rango de ley, como si hubieran sido aprobadas por el Parlamento de Vitoria.
El propio José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, reconoció que el PSOE va a apoyar la elaboración urgente de una nueva ley que contente las aspiraciones de los nacionalistas. Pero no quedan ahí las concesiones del Gobierno, que se ha comprometido a transferir competencias en materia de empleo y la devolución de 450 millones de euros en concepto de IVA reclamados por Álava.
En este contexto, no pueden sonar más sarcásticas las palabras de la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, que alabó «el sentido de Estado» de un PNV que sigue comerciando con sus principios cuando le interesa.
Ciertamente, resulta muy difícil de explicar la política de alianzas y acuerdos puntuales del PNV con el Gobierno en Madrid mientras se muestra inflexible en el País Vasco contra el Ejecutivo de Patxi López, al que ha negado desde el primer momento su legitimidad para gobernar en un ejercicio de sectarismo.
El PNV está haciendo lo posible para obstaculizar en el Parlamento de Vitoria la lucha antiterrorista del Gobierno vasco: se ha opuesto a todas las iniciativas de Patxi López para acabar con el chantaje de los proetarras en las calles y a que la Ertzaintza se una verdadera fuerza de combate contra el terrorismo. La culminación de esta política es su respaldo a la manifestación de hoy en la capital donostiarra, que, aunque convocada por los sindicatos ELA y LAB, va a propiciar una reaparición del frente soberanista, formado por todos los partidos nacionalistas y el entorno proetarra, como en los viejos tiempos del Pacto de Lizarra.
Habrá que ver si sus veleidades y la oposición frontal al Gobierno de López le proporcionan rédito electoral al PNV, que al parecer no se ha dado cuenta de que está en la oposición por los errores cometidos por Ibarretxe.
Nuevamente, el PNV ha cogido el dinero de Madrid y se ha echado al monte en el País Vasco, lo que refleja las profundas incoherencias de este partido.